SÍNTESIS DE ANTECEDENTES RELACIONADOS CON CAMBIO CLIMÁTICO
EN DIEZ PAÍSES DE AMÉRICA DEL SUR
INTRODUCCIÓN
Con el objeto de cooperar en el diagnóstico sobre los efectos del cambio climático en las Fuerzas Militares de la región, se ha preparado una recopilación de los instrumentos que entregan información sobre esta materia, la cual se ha separado por países, incluye un breve resumen y los respectivos links donde se puede acceder al documento matriz y obtener mayores antecedentes.
INFORMACIÓN POR PAÍSES
ARGENTINA
I. Fuente:
Secretaria de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
II. Documentos:
IV. Síntesis del Cambio Climático en el país:
En el año 2007 la Secretaria de Ambiente presentó un informe, en donde se analizan las consecuencias del cambio climático en Argentina durante las últimas décadas, que consigna que las emisiones de gases de efecto invernadero provocaron el aumento del caudal de los ríos y un notable aumento de la temperatura promedio.
Este estudio realizado por personal de la Dirección de Cambio Climático, concluyó que el 95% de los gases de invernadero en la Argentina se originan en las actividades de la producción industrial, agrícola y ganadera, en tanto que el 5% restante proviene de los residuos y desechos.
Específicamente, las emisiones tienen origen en la explotación agrícola, que produce óxido nitroso; el ganado vacuno, a través de la fermentación entérica; el transporte carretero, que emite dióxido de carbono; la producción de energía y los procesos industriales.
V. Posibles Efectos en el Medio Ambiente:
El cambio climático afectaría a la Argentina de manera diversa: algunos serían cambios negativos; otros positivos. Inviernos más templados reducirían el abultado gasto en calefacción de los habitantes de la Patagonia, pero el aumento de precipitaciones asociado empeorará allí los problemas de erosión. Algunas regiones poco productivas podrían verse beneficiadas por un incremento de la actividad agropecuaria.
El Litoral y la Pampa Húmeda sufrirían inundaciones más frecuentes y la Capital Federal soportaría mayores precipitaciones y veranos más sofocantes. Los eventos extremos, como tormentas, sequía, olas de frío o calor, serán más comunes. Los vados en centros urbanos (el primero y más evidente, Buenos Aires, y luego tenemos lugares como Rosado, donde también influye la depresión económica y otros que sufren por falta de planificación, como le ocurrió a Carhué con las inundaciones) ya soportan las condiciones locales graves debido al desordenado crecimiento que afecta la circulación y la calidad de aire.
Otro aspecto importante será el agua. La región de Cuyo podría sufrir sequías importantes al disminuir la cantidad de nieves en las altas cumbres. A su vez, la Capital Federal podría también tener problemas de abastecimiento de agua potable por el aumento del nivel del mar previsto entre 9 y 88 centímetros, que afectará al Río de la Plata. Los vectores de enfermedades, como el dengue y el paludismo, ya han iniciado su migración hacia latitudes templadas. Asimismo, en el sur de Argentina se encuentran ya los hanta virus, y por otra parte, disminuirán las enfermedades del frío pero se incrementarán las del estrés físico por calor.
BOLIVIA
Ministerio del Ambiente.
Ministerio de Planificación del Desarrollo.
A) “Tras las huellas del Cambio Climático en Bolivia” (2011), Programa Nacional para el Desarrollo de las Naciones (PNUD Bolivia).
B) “El Cambio Climático en Bolivia” (2007), Programa Nacional de Cambios Climáticos.
Bolivia es uno de los países que más sufre las consecuencias del cambio climático, a pesar de incidir menos en el fenómeno, de acuerdo con dos estudios realizados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Aunque Bolivia tiene muy bajas emisiones contaminantes es uno de los países más vulnerables ante el cambio climático. Se atribuye el hecho a la extrema pobreza en el territorio, a los ecosistemas variables, deforestación, clima inestable y glaciares tropicales. Asimismo, se incrementó la frecuencia con la que suceden las granizadas en el altiplano, inundaciones e incendios forestales en la zona amazónica, y un retroceso glaciar.
Por su parte, en el Programa Nacional de Cambios Climáticos y su estudio “El Cambio Climático en Bolivia” (2007) se puede observar que el mosaico de diversos ecosistemas en Bolivia son vulnerables al cambio climático, degradándose paulatinamente, lo que acelera la pérdida de anfibios no cuantificados con precisión.
La presencia de períodos secos en la región Amazónica incrementa los procesos de degradación forestal por el alto grado de sensibilidad a la ocurrencia de incendios forestales, debido al incremento de temperaturas y reducción de la precipitación.
Los ecosistemas formados a lo largo de varios cientos de años, no podrán responder en el corto plazo a los efectos del cambio climático, como respuesta al rápido efecto originado por la actividad antrópica (intervención humana). Esto podrá llevar a la extinción de muchas especies que no lograrán “escapar a tiempo” especialmente aquellas con mucha sensibilidad al déficit hídrico. Otro factor subyacente a los efectos del cambio climático que afectaría fuertemente a la biodiversidad, se refiere a los cambios negativos de la capacidad productiva de los ecosistemas en regiones que podrían tener efectos catastróficos sobre la agricultura campesina. Efectos de eventos extremos asociados a la variabilidad climática han producido ya, masivas migraciones a otras ecoregiones incrementando sustancialmente la presión sobre los recursos forestales a través de la agricultura de corta y quema de bosques.
En los bosques subtropicales húmedos de las zonas de Tarija y Chuquisaca, el clima parece volverse más cálido y más seco, así que los bosques húmedos del norte reducirían sus extensiones por la presión de avance del bosque seco. A nivel nacional, estos parecen ser los ecosistemas más afectados.
Los ecosistemas montanos podrían casi desaparecer por efectos de la elevación de temperatura, reduciendo o desapareciendo totalmente toda su biodiversidad. Los incrementos de temperatura tienen un efecto sobre el desplazamiento hacia alturas mayores en los Bosques de Yungas en Santa Cruz y Cochabamba, y en menor proporción en La Paz. Los bosques subhúmedos de pie de monte en Tarija y Chuquisaca, en el futuro, posiblemente serán parcialmente reemplazados por bosques secos similares a los chaqueños.
Los valles secos aislados, en La Paz (Ríos Tuichi, Camata, Consata y Río La Paz), Cochabamba (Río Cotacajes) y Santa Cruz (Río Grande), posiblemente tendrán un aumento de humedad que facilitaría la invasión de especies secundarias de zonas más húmedas e incrementaría la erosión en los suelos poco cubiertos.
Gran parte de los bosques de llanura, en Santa Cruz y en el noreste de Beni y Pando, podrían ser afectados por un aumento en la frecuencia e intensidad de incendios forestales, en épocas de sequías prolongadas debido a una mayor inestabilidad climática. Varios ecosistemas actualmente secos serían fuertemente afectados. En el Chaco Tarijeño, debido a un clima futuro más árido, podría aumentar la dominancia de elementos del Chaco más seco como se encuentra en Paraguay. En la pre-puna y la parte sur del altiplano también podrá ocurrir una transición hacia ecosistemas hiperáridos, ya que las especies dominantes en zonas secas están adaptadas a períodos prolongados de sequía.
La magnitud de los impactos socioeconómicos dependerá de la naturaleza del cambio climático, de la respuesta de los ecosistemas y de la sensibilidad de las comunidades que desarrollan sus actividades en relación o dependencia de los ecosistemas, como lo es la mayor parte de la población rural de Bolivia. En muchos casos comunidades que trabajan y producen en ciertos ecosistemas tendrán necesariamente que cambiar de vocación productiva adaptándose a las nuevas condiciones reinantes o en muchos casos se producirán mayores tasas migratorias debido a la imposibilidad de adaptarse a las nuevas condiciones.
BRASIL
Ministerio de Medio Ambiente.
“Agua y Cambio Climático” (2008), José Antonio Marengo, Revista Scielo.
Brasil es reconocido a nivel internacional, como un país cuyos atributos ambientales son correspondientes a la de los países con mega biodiversidad planetaria, con varias formaciones y ecosistemas forestales importantes (como la selva amazónica, el bioma Mata Atlántica, el Cerrado, Caatinga y Pantanal) y vasto sistema de aguas, que consiste en ríos, saltos de agua, acuíferos, humedales, llanuras costeras, etc.
La situación es caótica y perturbadora en el Amazonas. Toda la cuenca del Río Amazonas, que abarca varios países, además de Brasil (que contiene el 20 % del agua dulce del mundo y está formada por más de mil ríos), se ha visto amenazada debido a los fuertes cambios climáticos ocurridos en las últimas décadas. En 2005, la situación se complicó aún más, una grave sequía que fue la peor de los últimos 103 años, golpeó a la Amazonia oriental provocando que algunos ríos se redujeron seis centímetros por día.
En el noreste de Brasil, que posee sólo un 3% de agua dulce, el mayor problema sería aumentar la sequía y la falta de agua. La región puede pasar de la semi-árido a zona árida. Este cambio afectará a la salud alimentaria, la salud y la población. Más del 70% de las ciudades de la región semi-árida, con una población de más cinco mil habitantes se enfrentarían a una crisis en el suministro de agua para el consumo humano en el 2025. Se generará un aumento en la frecuencia y la intensidad de las sequías y reducirá la disponibilidad de los recursos hídricos, teniendo un impacto en la vegetación, la biodiversidad y las actividades que dependen de los recursos naturales.
En Brasil los cambios climáticos (especialmente en la forma de aumento de la temperatura del aire) se le pueden añadir el riesgo que plantea el crecimiento de la población, la industrialización y los cambios en el uso del suelo asociado con la agricultura y la ganadería. Ya en la Amazonía, los problemas estarían relacionados con una posible pérdida de la biodiversidad e impactos sobre el ciclo del agua en el largo plazo, aumentando el riesgo de lluvias extremas en el sur de Brasil, como consecuencia de los cambios en el patrón transporte de la humedad atmosférica desde el Amazonas hasta el sur de Brasil.
El sur de Brasil experimentó un aumento en la precipitación en forma de extremos. En algunos lugares, la combinación de altas temperaturas más lluvia y las altas temperaturas menos precipitaciones pueden tener diferentes impactos en Brasil y América del Sur.
CHILE
Ministerio del Medio Ambiente.
http://www.mma.gob.cl/1304/w3-propertyvalue-16236.html
http://www.mma.gob.cl/1304/articles-49744_plan_01.pdf
http://www.ipcc.ch/pdf/assessment-report/ar4/syr/ar4_syr_sp.pdf
De acuerdo al último informe científico del Panel de Expertos sobre el Cambio Climático de Naciones Unidas (IPCC, 2007), en Chile se presentan una serie de impactos presentes y futuros asociados al cambio climático. Por ejemplo, en lo referente a cambios en patrones de precipitación, se ha identificado una tendencia a la declinación en las precipitaciones en el sur de Chile, lo cual es coincidente con las tendencias climáticas observadas para esa zona del país. En el caso de variaciones en el nivel del mar, el informe señala que éstas pueden llevar a modificaciones en la ubicación de stocks pesqueros en el Sudeste del Pacífico.
Para la agricultura, se proyectan disminuciones futuras en las cosechas para un número de cultivos, como el maíz y el trigo, y que en las zonas más áridas, como el norte y zona central de Chile, el cambio climático puede llevar a la salinización y desertificación de tierras agrícolas.
En cuanto a los recursos hídricos, se espera una alta vulnerabilidad a eventos extremos. En particular, se espera un alto impacto en la disponibilidad energética del país por anomalías asociadas a El Niño y La Niña, y restricciones a la disponibilidad hídrica y demandas de irrigación en Chile Central, por los mismos fenómenos. Por otro lado, estudios recientes señalan para Chile el daño potencial en la disponibilidad de agua y servicios sanitarios en ciudades costeras, y contaminación de acuíferos subterráneos, por intrusión salina. En relación a glaciares, se indica una disminución dramática de su volumen en décadas pasadas, siendo el sur de Chile una de las zonas más afectadas.
Para salud humana, se ha informado específicamente para Chile, entre otros países, el aumento en brotes del síndrome pulmonar provocado por el virus hanta luego de sequías prolongadas. Probablemente, esto se deba a las intensas lluvias e inundaciones que ocurren luego de las sequías, lo cual hace aumentar la disponibilidad de alimentos para roedores domésticos.
Finalmente, se estima que la contaminación atmosférica se verá exacerbada debido a la quema de combustibles fósiles para satisfacer necesidades de transporte en centros urbanos como Santiago, y que el riesgo de incendios forestales se verá potenciado por el cambio climático.
En relación a la temperatura, los estudios predicen cambios relevantes en todo el territorio nacional. Por ejemplo, disminuciones bajo los 2°C en la zona norte (hasta la Cuarta Región), y aumentos cercanos a 3°C en la zona central y la región austral, modificarían variables cruciales para la agricultura, tales como heladas, horas de frío y ocurrencia de días cálidos. Al tener climas mucho más cálidos, con traslado de condiciones actuales desde la zona norte hacia las zonas central y austral, podrían verse influenciadas de manera importante, las áreas de cultivo de frutales y otros cultivos industriales, y podría mejorar el potencial ganadero de las regiones australes.
En cuanto a la precipitación anual, se predijeron cambios superiores al 30% en algunas áreas del país para el año 2040. Entre ellas, la zona central muestra una significativa disminución de este parámetro. Por el contrario, en el altiplano se incrementarían las precipitaciones, pero disminuirían desde Antofagasta a Puerto Montt (alrededor de 20-25% de variación negativa), y aumentaría nuevamente desde Chiloé al sur. Como consecuencia, habría un aumento en la aridez en el norte y centro del país, llegando hasta la Octava Región.
Con las variaciones esperadas para ambos parámetros, y la consiguiente influencia sobre los recursos hídricos, los estudios evalúan los impactos, con resultados tanto negativos como positivos, para la agricultura, en la que se determinaron efectos en praderas naturales, cultivos (de secano y otros), y fruticultura (de clima templado y templado árido), y se establecieron impactos debido a plagas y enfermedades y en la productividad debido al riego.
En relación a Zonas Costeras, para el área del Golfo de Arauco, los asentamientos humanos correspondientes a pescadores artesanales y a ciudades o centros poblados en áreas cercanas al mar, presentan vulnerabilidad a un incremento de un grado en el nivel del mar.
Con el fenómeno de El Niño, la temperatura superficial del mar aumenta; también aumentan las precipitaciones en la zona central de Chile, provocando daños en infraestructura (caminos, puentes y puertos); reducción de peces como la anchoveta y de aves marinas que se alimentan de los mismos. En La Niña ocurre lo contrario; se reducen las precipitaciones (hasta un 79% entre la V y la VII Región); aumenta por tanto la sequía, creando grandes dificultades para la generación hidroeléctrica, para la agricultura de secano, para la ganadería y la minería; también provoca aumento de afecciones pulmonares por el virus Hanta. La oscilación conocida de este fenómeno es de 2 a 7 años.
El IPCC prevé una posible intensificación de estos fenómenos, con mayores aumentos de la temperatura superficial del mar y, eventualmente, del nivel del mar, debido al incremento de las emisiones de gases de efecto invernadero.
COLOMBIA
Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible.
“Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático” (PNACC)
Según el informe realizado por la Organización Meteorológica Mundial en cooperación con la Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas y otros socios internacionales (ISRD 2009), en los últimos 50 años el 90% de los desastres en se han debido a fenómenos hidrometeorológicos. Colombia no es ajena a esta dinámica y por su posición geográfica se ve especialmente afectada por los fenómenos “El Niño” y “La Niña” y los Ciclones Tropicales. Es así como de las emergencias reportadas por el Sistema Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD) para el periodo 1998 – 2011 (13.624 en total), el 90% se relaciona con fenómenos hidroclimatológicos y otros asociados. Por lo tanto, Colombia es un país especialmente vulnerable al cambio climático, por la ubicación de su población en zonas inundables de las costas y en suelos inestables de las partes altas de las cordilleras, y por presentar una alta recurrencia y magnitud de desastres asociados al clima.
Con respecto a las precipitaciones, se estima que para la mayor parte del territorio nacional el nivel de lluvias se mantenga en los niveles observados actualmente o con una variación del 10%. Sin embargo, para algunas regiones se espera una disminución importante en la precipitación.
En el periodo 2011 a 2040 cerca del 20% del territorio nacional podría verse afectado con una reducción dentro de un rango del 10% y el 30% de la precipitación media anual con respecto al periodo de referencia 1971-2000. Regiones como la Sabana de Bogotá se podrían ver especialmente afectadas. Los aumentos de lluvia proyectados se ubicarían especialmente en los departamentos de Vaupés, Chocó, Guainía, Amazonas, San Andrés y Vichada.
Con respecto a la temperatura en el aire, se estima que la temperatura media alcanzará aumentos del orden de 1,4°C; 2,4°C y 3,2°C para los periodos 2011 a 2040, 2041 a 2070 y 2071 a 2100 respectivamente, teniendo como referencia el periodo 1971 a 2000.
Con respecto a la humedad relativa en el suelo y escorrentía, proyecciones indican que la humedad relativa se reducirá en proporciones cercanas al 1,8% para el periodo 2011-2040; 2,5% para 2041-2070 y 5,0% para 2071-2100 con respecto al periodo 1971-2000. Al igual que otras variables esta disminución se manifestará desigualmente por regiones, siendo mayor en el centro del país. La escorrentía tendrá reducciones de alrededor del 30% con respecto al periodo 1971-2000 en las cuencas de La Guajira, Bajo Magdalena, parte del Litoral Caribe, Alto Magdalena, Napo, Saldaña, Cesar y Patía.
Durante la Ola Invernal, denominada como Fenómeno de “La Niña” 2010-2011, el país superó los niveles históricos de inundaciones en los principales ríos. Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales de Colombia (IDEAM), varios tramos de las cuencas Magdalena y Cauca alcanzaron el valor máximo de toda la serie histórica de datos de niveles registrados durante los últimos 39 años. Este fenómeno de “La Niña” tomó por sorpresa al país, debido a su magnitud e intensidad.
ECUADOR
El incremento de 0,8 grados centígrados en la temperatura promedio anual en el periodo 1960-2006 y la reducción de la cubierta de los glaciares en 27,8 por ciento en los últimos 30 años, son algunas de las consecuencias referenciales del cambio climático en Ecuador y que afecta a nivel mundial.
Los datos fueron proporcionados por el Ministerio del Ambiente (MAE), que a través de la Subsecretaría de Cambio Climático (SCC) ha implementado proyectos dirigidos a sectores específicos identificados como vulnerables frente a los impactos del cambio climático a nivel nacional.
Los patrones atmosféricos climáticos están alterados completamente, cuando menos se espera hay inundaciones o sequías, es decir que hay un desfase en el inicio de las épocas lluviosas.
Antes el invierno y el verano eran marcados. En la Sierra, por ejemplo, este último iniciaba en octubre y terminaba en diciembre, teniendo dos veranillos de entre 10 y 15 días cada uno, que se presentaban en noviembre y diciembre, y en base a esto se planificaban las siembras, las cosechas y las actividades escolares. Pero ahora hay muchos días con sol en época lluviosa y sólo uno o dos días llueve torrencialmente.
En la última década, la temperatura subió 0.1 grados, lo que es considerable, evidenciando que entre 1870 y 2006 el aumento fue de 0.74 grados.
Las precipitaciones decrecierían en el noroccidente ecuatoriano, dándose con intensidad y en pocas horas. Se ha hecho más notorio el incremento de períodos fríos en el noroccidente del país y noches más cálidas en la costa sur. La región meridional del Oriente muestra incrementos de temperatura, tanto para el día como para la noche. Por esos desfases, el agricultor ya no sabría cuándo sembrar.
En cuanto a las aguas, estudios de los glaciares muestran una reducción del 28%, los últimos 10 años. Los científicos estarían preocupados debido a que estos glaciares proveen la mayor cantidad de agua para la agricultura de las montañas, el poder hidroeléctrico y las necesidades municipales. Mientras Ecuador enfrenta altos costos por reparar las inundaciones, los cambios de clima se han vuelto particularmente relevantes, pero son difíciles de manejar.
La mayoría de las ONG y la comunidad científica ecuatoriana estarían preocupadas por el derretimiento de los glaciares, que es el resultado del calentamiento global. El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (Inamhi) y la Agencia Nacional del Clima del Ministerio de Energía y Minas estiman que los glaciares cubrían aproximadamente 70 kilómetros cuadrados en el 2006, registrando un 28% de disminución desde 1998.
Estudios de los glaciares de Cotopaxi indican que habría una disminución de 50 metros por año. La Empresa Eléctrica Quito estima que la cantidad de agua que llega a la planta hidroeléctrica de Guangopolo de los ríos alimentados por los glaciares del Cotopaxi ha decrecido entre un 40 y 50% los últimos 30 años. El Departamento de Energía de EE.UU., la organización Internacional de Energía y el Panel intergubernamental del Cambio Climático de la Organización Meteorológica Mundial (IPCC), predicen que la emisión de gases fósiles, que produce el efecto invernadero, seguirá provocando la disminución de las nieves andinas (se estima que llegará al 55% en el 2100) y que la temperatura subirá 3 grados celsius en la Amazonia, entre el 2050 y el 2100, con implicaciones graves para la deforestación y el abastecimiento de agua a todo nivel.
En cuanto a la Salud, los fuertes fríos y las olas de calor provocarían enfermedades infecciosas. Las diarreas y enfermedades transmitidas por alimentos y agua se han incrementado. Además, se da cuenta de problemas respiratorios, alergias y casos dermatológicos. En la Costa se presentan más patologías trasmitidas por vectores, como malaria, dengue, mal de Chagas y otros.
PARAGUAY
Secretaria del Ambiente de Paraguay (SEAM).
Los estudios y diagnósticos ambientales realizados a lo largo de los últimos años concuerdan en señalar que el Paraguay afronta serios y crecientes problemas ambientales.
Los efectos acumulados por el mal uso de los recursos naturales han comprometido seriamente la sustentabilidad de los ecosistemas naturales, la calidad del aire, del agua y de los suelos. Existe consenso respecto a que el ambiente está hoy fuertemente presionado por el modo como se ha encarado el desarrollo económico y social.
El agua es uno de los recursos naturales más importantes. El 80% del abastecimiento de agua potable en el Paraguay se realiza a través de las aguas subterráneas. Uno de los problemas existentes es el deterioro de las aguas superficiales y subterráneas, debido al uso inadecuado de la tierra, la contaminación de las áreas de recarga de los acuíferos, el monocultivo, el mal uso de agroquímicos tóxicos; los desechos domésticos, industriales y hospitalarios, tóxicos y peligrosos.
La contaminación atmosférica producida por las fuentes fijas y móviles de partículas y gases tóxicos, así como los focos de incendios, a nivel regional y nacional, presionan fuertemente sobre la calidad del aire.
Otros problemas que presenta Paraguay son la erosión, degradación y agotamiento de los suelos por el uso inadecuado en la agricultura y en obras de infraestructura; la expansión incontrolada de las zonas urbanas y el manejo inadecuado de los residuos; la deforestación en campos privados y, en algunos casos, en áreas silvestres protegidas; la pérdida de la vegetación prístina protectora y la transformación de grandes superficies al uso agropecuario.
Según los escenarios presentados por los estudios, Paraguay tendrá un aumento latitudinal de las temperaturas (de sur a norte). La precipitación anual, experimentaría crecimientos al Sur y disminuciones al Norte en Paraguay para el próximo siglo, según los escenarios de emisiones y regiones del país.
En cuanto a la deforestación, la notable expansión de la soja transgénica está estrechamente asociada a la deforestación en la Región Oriental del país con suelos aptos para la agricultura. La deforestación, además de liberar dióxido de carbono, contribuye al calentamiento del planeta, aniquila las especies de fauna y flora y facilita la erosión y ocasiona perturbaciones ambientales que agravan la pobreza de las poblaciones locales.
La distribución de superficie deforestada en el periodo 1986-2008; puede apreciarse que en los departamentos con mayor expansión sojera la superficie de deforestada representa proporciones relativamente altas, tal es el caso de San Pedro y Caaguazú, en tanto en los departamentos pioneros en la producción de soja, como Itapuá y Alto Paraná, las proporciones también son altas; en el Alto Paraná, en el epicentro del Bosque Atlántico Interior llega al 15% la superficie deforestada este ano; las mayores superficies deforestadas corresponden a Canindeyú, departamento sojero por excelencia, y el departamento de San Pedro, con frecuencia relativa deforestada mayor al 18% de la superficie departamental.
Asimismo, aunque la predicción climática requiere de periodos de muchos años, en la actual crisis climática son perceptibles las alteraciones en los extremos de temperatura máximos y mínimos, con efectos devastadores, sobre todo en la población más pobre; además de los registros meteorológicos, se cuenta con las infalibles observaciones de las propias víctimas de las alteraciones climáticas catastróficas.
Con respecto a las temperaturas medias, en Ciudad del Este, comparando la media del periodo 1961/2000 con el 2007, se aprecia una diferencia de 5º C, mientras en Pratts Gill la diferencia es de 2,2° C. Debe tenerse en cuenta que el promedio de temperatura de un mes puede ser bastante bajo, aun cuando cubra días de calor agobiante que alteran el promedio del mes que puede haber sido muy fresco. También la temperatura media anual muestra variaciones interanuales de hasta 5º C.
Las alteraciones en el régimen de temperatura se expresan también en heladas tardías que obligan a los campesinos a retrasar sus cultivos alargando el periodo anual sin alimentos. Los productores que hicieron sus siembras en la época habitual pierden sus semillas, ya que las que germinan se echan a perder. Las temperaturas muy bajas tienen impacto igualmente en la producción animal, especialmente en la bobina. Así, en los últimos días del mes de julio y en los primeros de agosto del 2010, se registraron temperaturas inusualmente bajas y la ola de frio causo la muerte de unas 8 mil cabezas, según se reporto de una de las filiales de la Asociación Rural del Paraguay.
Las temperaturas inusualmente bajas agregan sus efectos a otros fenómenos naturales recurrentes con impacto igualmente negativo, tal como se da en el departamento de San Pedro, mencionándose en este caso como hechos principales las heladas que se suman a los incendios forestales y a la sequía, con efectos negativos tan fuertes que por Decreto 5.099/2010 se autoriza al Ministerio de Hacienda y a la Secretaria de Emergencia Nacional a aplicar medidas urgentes para paliar la crisis.
PERÚ
“El Cambio Climático y sus efectos en el Perú” (2009), Paola Vargas, Banco Central de Reserva del Perú.
Los efectos nocivos que producen los cambios climáticos están afectando considerablemente al Perú, una de las naciones ricas en recursos naturales del mundo. La desglaciación tiene diversos efectos que van desde la calidad y volumen del agua, sus efectos en la salud, en la agricultura, repercusiones en la generación de hidroenergía, pérdidas en la infraestructura, en los ecosistemas y servicios ambientales, deterioro y pérdida de la diversidad biológica; todos estos impactos se traducen en la disminución del PBI y por lo tanto en la economía; a su vez, repercuten directamente en los niveles de desarrollo y en el bienestar de la población afectada.
En los últimos decenios se ha incrementado la incidencia de deslizamientos, huaycos, inundaciones, con graves consecuencias para la infraestructura de servicios y producción.
Con respecto al impacto Hidrológico, un efecto de estos cambios en los glaciares se refiere al régimen hidrológico de los cursos de agua en las cuencas, que varía en función del volumen de masa helada en las montañas. En todos los andes peruanos, especialmente en el ámbito de la Cordillera del Vilcanota ha sido notorio, desde hace unas décadas, un aumento significativo de los volúmenes de escurrimiento en cuencas con glaciares, el caudal de los ríos colectores se ha incrementado notoriamente; se ha observado grandes volúmenes de agua escurriéndose cuenca abajo, generando problemas en las cuencas media y baja. En las últimas décadas se ha observado un incremento sustancial de deslizamientos, inundaciones, anegamientos, con grandes pérdidas materiales, infraestructura e incluso vidas humanas.
Con respecto a la Salud Pública, el impacto del cambio climático y especialmente del fenómeno de El Niño en la salud, se manifiesta a través de su influencia en enfermedades transmitidas por vectores (malaria, enfermedades metaxénicas) o por uso de agua (cólera), en enfermedades dermatológicas y respiratorias agudas; y también en hipertermia inducida por calor en recién nacidos y personas de tercera edad. Entre las enfermedades con mayor incidencia durante el fenómeno de El Niño figuran los males diarreicos y respiratorios agudos (84.4%), seguido por la malaria y la conjuntivitis (6.4 y 5.1%, respectivamente).
Son los más pobres los que sufren las mayores y peores consecuencias por los impactos del cambio climático en el Perú. Debido a que las temperaturas ambientales se han incrementado, hoy se puede apreciar enfermedades e insectos vectores en zonas donde hace décadas no existía; de otro lado, debido a los extremos en el frío (zonas que ahora soportan temperaturas de -20°C) se ha incrementado la incidencia de enfermedades de las vías respiratorias con consecuencias fatales en infantes y en personas de la tercera edad.
Con respecto al impacto en Infraestructura, los inesperados cambios en el clima que son extremos como las precipitaciones mayores a los niveles esperados, el cambio súbito del curso de ríos, la disminución de espacios de infiltración de agua, deforestación, modificación del uso de suelos y otros factores, inciden en el aumento de material de arrastre; que en muchos casos afecta las poblaciones ribereñas, los campos de cultivo, pastizales, infraestructura educativa, y en ocasiones llega a las urbes causando desastres en su infraestructura.
Con respecto al impacto en Energía, en el país son más de 30 centrales de energía que operan teniendo como base el caudal de los ríos. Sin embargo, si existen fluctuaciones en el caudal de los ríos en función a la desglaciación, existen grandes preocupaciones en el rendimiento de dichas centrales hidroenergéticas.
Sí los volúmenes de agua disminuyen o si se presentan sequías, la energía producida no sería suficiente para abastecer a las ciudades y a la industria. Por otro lado, sí el flujo de agua se ve incrementada en volumen y fuerza, la energía hídrica podría ser tal que la infraestructura no resista, que las turbinas puedan dañ***, como ocurrió en Machu Picchu en el 2008 y que generó una pérdida de más de US$ 600 millones. Es decir, en casos extremos de sequía o mayores precipitaciones la generación de energía se perjudicaría.
Con respecto al impacto en la Agricultura, al presentarse días y noches más cálidos, se genera un incremento de plagas y enfermedades. Asimismo, el aumento de precipitaciones intensas ha causado daños en los cultivos, incremento de la erosión del suelo, ataque de hongos y saturación hídrica del suelo. A su vez, el intenso calor y las sequías temporales han provocado aumento de incendios incontrolados, daños a cultivos, estrés hídrico, aumento de plagas y salinización.
URUGUAY
Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
“Plan Nacional de Respuesta al Cambio Climático” (2010)
III. Links:
Durante 1960-2000 hubo un incremento significativo de la precipitación media en el sudeste de América del Sur, donde está incluido Uruguay. Este incremento se manifestó principalmente durante la temporada de verano y en menor medida durante la primavera. A su vez, se verifica una leve tendencia general al aumento en el número de días con eventos intensos de precipitación, excepto en el sudoeste del País.
Durante 1960-2000 la temperatura media en el sudeste de América del Sur en general tendió a bajar. Sin embargo, en el sur del Uruguay hay una tendencia lineal con un aumento de 0,3 ºC en ese período. En cuanto a extremos de temperatura, en los últimos 50 años hubo una tendencia a una menor ocurrencia en el número de noches frías y un aumento del número de noches cálidas, sobre todo durante el verano. También hubo una disminución de los valores alcanzados por las temperaturas máximas anuales y un aumento en las temperaturas mínimas absolutas, evidenciando un enfriamiento de la época cálida del año junto con un calentamiento en la época fría. Por último, se verifica una tendencia a menor frecuencia de días con helada meteorológica.
Durante 1950-2000 hubo un incremento significativo en la ocurrencia de sudestadas (con ondas de tormenta > 1,6 m), pero no así en las sudestadas extremas (con onda de tormenta > 2,05 m). El nivel del mar en Montevideo registró una tendencia creciente promedio de 1,1 mm por año durante el siglo XX.
Considerando los cambios de campos medios proyectados para fin de siglo XXI en relación con el fin del siglo XX, los modelos climáticos proyectan un aumento de temperatura media entre 2 a 3 ºC para Uruguay, y un aumento de entre un 10% a 20% en el acumulado anual de precipitaciones. El aumento de lluvias se proyecta fundamentalmente para la estación de verano.
Asimismo, las proyecciones indican que habrá un leve descenso en el número de días con heladas, un aumento significativo en el número de noches cálidas, un aumento en la duración de olas de calor y un aumento significativo en la intensidad de la precipitación.
El aumento de la temperatura podría acortar la estación de crecimiento de algunos cultivos de invierno afectando el rendimiento potencial. Sería beneficioso para los cultivos de verano en condiciones de precipitaciones no limitantes. El aumento de la evapotranspiración por la mayor temperatura y demanda atmosférica podría afectar el balance hídrico de los suelos y la capacidad de almacenaje de agua en cañadas y tajamares, aumentando la probabilidad de ocurrencia de déficits hídricos. Esta situación podría verse compensada por el aumento previsto de precipitaciones acumuladas en primavera y verano, debiéndose enfatizar las medidas asociadas con la gestión del agua.
Las condiciones de mayor humedad y temperatura propician el desarrollo de enfermedades y plagas, como es el caso del Fusarium en trigo y cebada, por lo que se podría prever un aumento del riesgo de incidencia de problemas fitosanitarios. Mayores temperaturas invernales podrían ocasionar aumento de algunos insectos plagas cuyo ciclo se corta normalmente en el invierno.
Se prevé un aumento de variabilidad en la producción de pasturas y cultivos forrajeros, asociado a mayor variabilidad de la precipitación y sequías más frecuentes, lo que afectaría la oferta de forraje para el ganado y la disponibilidad de agua de bebida. El posible impacto de variabilidad de producción de pasturas podría ser mayor en la región de Basalto del Norte del país y otros suelos superficiales (sobre Cristalino), que presentan una mayor vulnerabilidad a déficits hídricos debido a la baja capacidad de almacenaje de agua y al mayor impacto que ejercen las altas temperaturas de los suelos respecto a los de mayor profundidad y cobertura vegetal.
El aumento de las temperaturas y déficits hídricos provocarían brotes más frecuentes de plagas, más incendios forestales y alteraciones en la dinámica de poblaciones vegetales y animales (flora y fauna de bosque nativos). A su vez, la mayor temperatura produciría períodos vegetativos más largos y por lo tanto un crecimiento más acelerado.
Algunas especies podrían modificar su distribución geográfica en el país, ya sea expandiéndola o reduciéndola. Las reducciones de estas distribuciones, en caso de especies raras, amenazadas o prioritarias, traerían aparejado riesgos para su conservación. Por otra parte, los cambios de distribución podrían reducir la representatividad de la cobertura que tienen estas especies dentro del Sistema Nacional de Áreas Protegidas. Aumentaría la alteración de hábitat naturales, así como cambios en relaciones inter específicas e ingreso y expansión de especies invasoras.
La capacidad de carga de los ecosistemas podría verse alterada por el aumento de temperatura y precipitaciones. Dependiendo de la situación y tipo de ecosistema, podría aumentar o disminuir. En pastizales naturales el aumento de la temperatura podría disminuir la calidad nutricional de las pasturas para la ganadería por una mayor lignificación que disminuye la digestibilidad. Otro posible impacto negativo del cambio climático es el cambio en las poblaciones pratenses de campo natural (principal ecosistema), que se traduciría en disminución de especies forrajeras valiosas de clima templado y aumento de especies tropicales.
Es claro que los cambios en las variables climáticas anteriormente mencionadas, han impactado y seguirán impactando en los diversos rubros y formas de producción agropecuaria. Es así que se podría pensar por ejemplo, que mayores precipitaciones en primavera-verano favorecerían el desarrollo de cultivos de verano y de pasturas, o que este efecto asociado a un incremento de la temperatura mínima media y a inviernos con períodos de heladas más cortos y a la vez con heladas menos severas, estaría promoviendo el desarrollo y un aumento de la incidencia de enfermedades, plagas y parásitos tanto en la producción vegetal como en la producción animal. Sin embargo cabe aclarar que los efectos mencionados están basados en datos y promedios considerados y analizados en el largo plazo (de 10 a 70 años). Dada la gran variabilidad climática existente entre años, dichos cambios climáticos no se manifiestan todos los años. Por ejemplo, se ha constatado que en los últimos 30 años las lluvias anuales promedio se han incrementado en relación al período de 30 años anterior.
VENEZUELA
“Primera Comunicación Nacional en Cambio Climático de Venezuela” (2005)
A lo largo del siglo XX la variabilidad climática natural en el país ha cambiado; se ha determinado que han ocurrido cambios en los valores promedio (existencia de tendencias) así como en la dispersión de las series (cambios en las varianzas), tanto para la temperatura como para la precipitación.
Por ser Venezuela un país situado en la zona intertropical, se caracteriza por presentar valores de temperatura con una muy pequeña variación estacional; la diferencia entre el mes más fresco y el más caliente del año raramente supera los 3°C; el nivel de variabilidad interanual, medido por el coeficiente de variación (CV=desviación estándar/media) es generalmente menor al 5%.
La lluvia en Venezuela presenta una gran variabilidad espacial que permite dividir al país en 13 regiones de regímenes diferentes de precipitación. En estas regiones el comienzo y la duración de los períodos seco y lluvioso del año cambia de forma notable así como los totales en esos períodos.
En el país la temperatura aumenta durante los eventos de El Niño hasta en 2°C y disminuye en condiciones de La Niña, con cambios máximos en los meses del invierno del Hemisferio Norte. En general El Niño tiende a producir épocas secas más que lo normal (ocurre de diciembre a marzo), esto ocurre en la fachada occidental, oriental y sur del país, mientras que hacia los Llanos y la Cordillera de la Costa su efecto es más complejo y difícil de detectar. La Niña tiende a aumentar la precipitación, especialmente al sur del país, pero retrasa la entrada de la época de lluviosa en los llanos centrales. Por su parte, el efecto de El Niño puede incluso invertir su efecto en la zona sur del país, produciendo lluvias fuertes de noviembre a marzo.
Asimismo, se ha determinado que en parte de la zona norte y central del país, la precipitación está influida por la temperatura del Atlántico Tropical Norte; en general, un Atlántico frío tiende a producir una entrada tardía de la época lluviosa en los Llanos centrales, mientras que un Atlántico caliente puede producir precipitaciones mayores que lo normal entre junio y agosto.
Las posibles consecuencias por disminución de las precipitaciones son muy preocupantes. En la zona norte del país, donde se concentra la mayor parte de la población y la infraestructura productiva, ya en la actualidad existen problemas serios de disponibilidad de agua, que se evidenciaron con la sequía durante los años 2001-2002, la cual afectó muy severamente a dos de los principales embalses del país, uno para riego (Guárico) y otro que surte a Caracas (Camatagua), de modo tal, que debió establecerse un programa de racionamiento de varios años para lograr la recuperación de los embalses. Este tipo de situaciones implicaría la necesidad urgente de comenzar a tomar medidas de adaptación. Asimismo, la ocurrencia más frecuente de precipitaciones implicaría mayor riesgo de inundaciones repentinas y deslaves, especialmente graves en áreas ya de por sí vulnerables, como las montañosas altamente urbanizadas.
Por su parte, el incremento de la temperatura es un problema muy serio que implicaría un mayor gasto de agua (que será cada vez más escasa), un mayor gasto de energía (más aires acondicionados encendidos durante más tiempo) y un mayor riesgo de mortalidad en animales y humanos, por lo que tiene implicancias en la definición de las políticas energéticas, agrícolas y sanitarias del país.
Aunque el aumento de temperatura en el país no sería muy grande en el Escenario Climático Intermedio (en general, para el 2060 estaría entre 1 y 2°C), el problema es que ya hoy las temperaturas son muy elevadas, de modo que incluso pequeños incrementos pueden tener efectos severos en funciones biológicas (fotosíntesis, respiración) y físicas (difusión, evaporación), afectando a los seres vivos (humanos, animales, plantas) y a procesos complejos, tales como el movimiento del agua y nutrientes en el suelo o la capacidad de auto-depuración del agua en movimiento.
Asimismo, una de las principales consecuencias del incremento de la temperatura se relaciona con la expansión del área propicia para la proliferación de vectores transmisores de enfermedades como el dengue y la malaria; no sólo se corre el riesgo de que sean mayores las zonas donde hoy éstas enfermedades son endémicas, sino que sería mayor también el riesgo de epidemias. A su vez, el aumento de la temperatura mínima tendrá en el trópico, incluida Venezuela, una influencia negativa en la productividad agrícola, ya que aumentará el gasto respiratorio nocturno, reduciendo en consecuencia la acumulación neta de materia seca.
Debido al incremento de la temperatura mínima, ello implicaría que cada vez y con mayor frecuencia se presentarán noches muy cálidas, aunque durante el día la temperatura no haya sido muy elevada.
ASPECTOS FINALES:
Implicancias Preliminares del Cambio Climático en las Fuerzas Militares
Del análisis preliminar de estos antecedentes, se pueden inferir posibles implicancias para las Fuerzas Militares, las cuales son parte de la sociedad y que se verían también afectadas por los efectos del cambio climático.
En primer lugar se puede establecer que en la medida de un óptimo cumplimiento a todas las normativas medioambientales, tanto nacionales como internacionales, cooperarán en la diminución de los impactos del cambio climático, siendo algunos de ellos: disminución de emisiones de gases efecto invernadero, uso de energías renovables, tratamiento de residuos, medidas de protección al medio ambiente, por enumerar las más importantes.
Una segunda implicancia, estaría asociada al rol de apoyo hacia la comunidad que puede brindar, frente a los efectos adversos del cambio climático, como son: las sequías, las inundaciones, los incendios forestales y enfermedades, entre otros aspectos.
Una línea por explorar en este sentido, sería colaborar con la capacidad científica y tecnológica que poseen las Fuerzas Militares, a fin de potenciar los estudios o medidas que los estados, a través de sus respectivos ministerios de medio ambiente, consideren necesario implementar.
Del mismo modo y en la línea de colaboración con el estado, sería de interés incorporar a los equipos de expertos y responsables de la elaboración de políticas medioambientales, delegados de las Fuerzas Militares, con el objeto de transmitir toda la experiencia en estas materias.
Finalmente una quinta implicancia, estaría asociada a la labor de enseñanza, sensibilización y capacitación, tanto al interior de las instituciones armadas, así como también, hacia la comunidad, para promover el desarrollo sostenible.